
Magalí
Me llegó por casualidad. Un anuncio al Facebook y la certeza que aquí había algo que valía mucho la pena. Busqué información y confirmé que el Son-Rise era “mi” método. Vi la película “Son-Rise, un milagro de amor” una tarde, sola en casa. Por la noche, cuando llegó mi pareja, la vimos juntos; necesitaba volver a verla, volverme a emocionar y compartirlo con él.
Yo siempre había pensado que el trabajo de verdad pasaba por las sesiones individuales, por conocer la persona que tenías delante, más allá de la etiqueta, Pasaba por construir vínculo. Con los años de práctica terapéutica desde la Gestalt y la PNL había seguido edificando esta idea y aprendiendo conceptos como sintonía, rapport, empatía, acompañar, plena aceptación... De golpe el Son-Rise integraba todos estos conceptos con el trabajo con niños con autismo.
Recuerdo el día que quedé con Dolors para conocernos y hablar. A la cabo de un rato, llegó lo Guillem con su padre. Hizo un barrido con la mirada y en ningún momento fijó sus ojos en mí. Era precioso y me dieron muchas ganas de vincularme con él.
Corría el agosto del 2014 y yo todavía vivía en Barcelona y subía ilusionada dos veces por semana a Terrassa a hacer la formación. Fueron semanas observando, preguntando, leyendo y enamorándome de este hombrecito que entonces tenía 3 años. Hasta que llegó el día de entrar a la sala. No puedo negar que estaba contenta y asustada ¿y si no sabía? ¿y si a Guillem no le gustaba?
Han pasado nuevo meses desde entonces; muchas horas de sesiones y de reuniones con un equipo fantástico, de personas maravillosas movidas por el amor a en Guillem. El equipo somos también una familia, con las que compartimos cada pequeño cambio, cada mirada que nos regala Guillem, y todas las emociones que se nos mueven en este proceso de aprendizaje, que es acompañar el crecimiento de nuestro pequeño.
Y sigo aprendiendo cada día, a cada sesión. Guillem es un gran maestro del que aprendemos a ser. Él nos hace de espejo; sus rigideces son las nuestras, sus dificultades son las nuestras y también su alegría y su capacidad de hacerse querer nos ayuda a valorar la propia.
Participar de este proyecto, tener la oportunidad de vivir esta experiencia es un regalo y seguro que una de las cosas que más valoraré haber vivido.
Gracias Gui! :-*